La pasión por su trabajo se manifiesta en sus diversas obras y en la elocuencia con la que habla de ello. Este hincha fanático de Gimnasia de La Plata, contó con fluidez algo de su vasta historia profesional, su obra, su pensamiento y su sentir. En su relato nos enseña valiosos conceptos para aprender a apreciar nuestro patrimonio arquitectónico, al tiempo que nos deleita con anécdotas memorables. Sin más, voy a dejar que el protagonista hable por sí mismo.
MiniBio
Nació en La Plata en 1948 y se graduó de arquitecto en la Universidad Nacional homónima en 1974. En 1977 se trasladó a Río Gallegos para finalmente, en 1980, radicarse en la ciudad de Ushuaia donde desarrolla su actividad profesional. Ha participado en proyectos, obras de intervención y en diversos eventos nacionales e internacionales. Realizó postgrados, en Italia especialmente. Presidió el Congreso Patagónico Argentino-Chileno de Arquitectos en 1998. Actualmente realiza actividades de extensión cultural en el Museo Marítimo de Ushuaia y en establecimientos educativos provinciales.
Es asesor de la Comisión Nacional de Museos y de Monumentos y Lugares Históricos, Vicepresidente del Comité Argentino ICOMOS y miembro del Centro Internacional para la Conservación del Patrimonio CICOP. Ha publicado varios libros y también es autor de notas en revistas nacionales y periódicos provinciales. Su trabajo literario fue Declarado de Interés Cultural por la Cámara de Diputados de la Nación en Septiembre de 2000.-

Leonardo en su estudio compartiendo todo lo que tiene, para darnos una lección de Arquitectura y Património Fueguino.
¿Cómo y por qué llegó a Ushuaia?
“Soy nacido en la ciudad de La Plata y egresado de la Universidad Nacional de La Plata. Cuando uno termina la etapa de estudiante, se plantea dónde va ejercer su profesión. En mi caso, tenía la situación resuelta porque en los últimos años de la facultad ya trabajaba en relación de dependencia en un área del Palacio Legislativo de la Provincia de Buenos Aires. Era la oficina encargada del mantenimiento del edificio de la Cámara de Diputados y de Senadores.”
“Una vez recibido, yo tenía todo ahí. Tenía mi casa, mi trabajo…” Lupiano hace una breve pausa y en ese momento sus ojos parecen adentrarse en el pasado mientras su rostro esboza una sonrisa. Me vino una imagen de una película de los 70. Él continuó diciendo: “… pero era joven y se me presentó la oportunidad, el desafío, de ir al interior del país. Personalmente me gustaba mucho la Patagonia, pero nunca había llegado tan lejos, a la zona austral.”
“Nos presentamos con mi señora, que también era arquitecta, a un concurso en Río Gallegos, donde fuimos unos de los ganadores, y nos instalamos en esa ciudad. La experiencia del trabajo fue notable, hicimos escuelas, cementerios, viviendas, etc. en toda la Provincia de Santa Cruz. Paralelamente comencé a venir también a Tierra del Fuego por algunas licitaciones que habíamos ganado. Y cuando conocí Ushuaia, bueno… —hace un gesto grandilocuente— ¡ahí quedé fascinado con el lugar!”
“El hecho de tener obras aquí, me permitió ir conociendo lo que es Ushuaia, y eso me atrapó. Encantado como estaba, justo se dio la posibilidad de un concurso aquí, en el que pedían arquitectos. Lo gané y pude ingresar a lo que en aquel entonces se llamaba Instituto Territorial de Vivienda y Urbanismo (INTEVU). Trabajé allí un par de años hasta que me di cuenta de que me gustaba más desarrollar mi profesión de modo independiente. Y siendo independiente, me jubilé.”

Edificio ubicado en Av. Maipú 465, que funcionó como casa de gobierno entre 1920 y 1976, fue declarado monumento histórico nacional en 1983, siendo sede de la Legislatura hasta fin de 2001. Restaurado a principios de 2002, se transformó en casa histórica, y desde el 18 de mayo de 2008 como extensión del Museo del Fin del Mundo, dependiente de la Subsecretaría de Cultura Provincial.
¿Qué análisis hace de la evolución urbana de la ciudad desde su llegada a Ushuaia?
“Desde mi llegada a la isla, e incluso antes también, la vi en sus distintas etapas. Vi la provincia cuando en el 78 quedó despoblada porque la gente huía ante un posible conflicto con Chile por el Canal Beagle. Pero gracias a Dios no pasó nada. Después fui testigo del crecimiento poblacional explosivo, producto de la Ley de Promoción Industrial (Ley 19.640). Esta Ley fue muy importante, porque pobló a Tierra del Fuego de compatriotas. Si bien empezó a formarse una sociedad más nacional, existía una importante diversidad cultural, ya que cada uno traía las costumbres de sus provincias de origen. Y así fuimos avanzando como ciudad. Lamentablemente esos planes de desarrollo industrial no estuvieron acompañados de una planificación urbanística acorde. Es decir, llegaba gente y no tenía donde ubicarse.”
“Creo que debemos encontrar nuestra propia identidad como ushuaienses valorando nuestra historia y queriendo nuestro patrimonio natural y cultural en el marco de una ciudad planificada que vaya por delante de las demandas de la sociedad.”
¿En qué momento siente que su lugar es como defensor del patrimonio?
“Realicé varios viajes a Europa donde hice posgrados, y me fui especializando en la conservación del patrimonio arquitectónico. Estudié en Universidades de Italia y de Alemania. Después de ejercer mi actividad profesional relativa a obras durante décadas, me di cuenta de que vivíamos en un lugar con mucha historia. Sin embargo, faltaba documentarla.” —Lupiano pone énfasis con la mano y con la voz para remarcar lo que dice—. Es decir, hay mucho escrito sobre nuestra historia en otros idiomas y en bibliotecas de todas partes del mundo, pero acá tenemos muy poco documentado en material bibliográfico. Y eso es lo que me movió a escribir mis primeros libros.
Fui tomando como base la arquitectura histórica, los relatos, el material bibliográfico, como el libro del Centenario. También fui a los archivos de museos locales y de Buenos Aires, y me fui comprometiendo cada vez más con la historia del lugar. Todo esto lo hice en forma paralela mientras me formaba en la conservación del patrimonio.”
“Haciendo el posgrado se me empezó a abrir la mente hacia otras facetas del quehacer del arquitecto. Me gustó más comprometerme en lo que es la divulgación y la conservación del patrimonio arquitectónico. Teniendo en cuenta por un lado los procesos de degradación y de destrucción lógica que se iban dando en base al progreso y el constante crecimiento de la ciudad. Pero por otro lado también, enfocado en el aspecto social, dada la preocupación que tiene uno por comprometerse más con la realidad que pasaba y aún sigue pasando, de todo ese movimiento de nuevos vecinos que van llegando y otros que se van, por lo que nos cuesta lograr conformar una sociedad más estable. Y que esa estabilidad genere la tranquilidad suficiente como para ya sentar las bases del arraigo y del compromiso con el lugar. Eso se va a ir logrando con el tiempo. Ese es el desafío.”
“Primero lo hice solo, y hoy desde el Museo Marítimo, con el Programa Educativo tratamos de divulgar la historia del lugar. Todo lo que hizo a la vida doméstica y la vida social.”