
Juntos a la par
Ariel Duran en Rincón Gourmet

Sencillo y relajado. Cultor de las cosas simples de la vida. Con ese motor a 220 que le pone una chispa de picardía a sus ojos. Así conocimos a Ariel Duran, un luchador innato, humilde por herencia, que además de músico desde el vientre de su madre, es chef de vocación. Profesión que ejerce junto a su padre cuando hace menos de un año, volvieron a encender los fuegos de “LATERNERA CASA DE COMIDAS AL PASO”.
Arranca el día. Son las ocho de la mañana. Y con un poco de sueño después de salir a rockear, poniéndole garganta a la conocida banda ushuaiense “Voz en Off”; vamos escuchando las primeras notas musicales de la cocina. Una pava eléctrica que se enciende para arrancar los primero mates. Una olla en ebullición. El chillido de una procesadora picando vegetales, sartenes, freidoras y ollas que comienzan tomar ritmo, calentando las bases para comenzar un nuevo día.

¿Cómo llegaste a la cocina?
De la mano de mi viejo (Mario Duran). Desde chico me enseñó todo lo que sé. Mis primeros repulgues, a probar todo lo que preparaba, los aromas. Él siempre fue mi guía.
¿Es muy difícil trabajar con la familia?
Al principio sí, y más cuando arrancas de muy chico. Pero es una de las cosas más lindas que te puede pasar. Ahí aprendimos a entendernos más, ser amigos compinches, taparnos nuestras macanas. Pero a la vez con mucha exigencia. Pero siempre juntos.
Como diría Pappo; “Juntos a la par”…
Sí, tal cual. Mi viejo es una persona muy trabajadora y eso nos inculcó siempre. Valores, respeto y trabajo. Mucho trabajo. Mi viejo en la vida a lo único que se dedico fue a trabajar.

¿Arrancas temprano?
A las 8 de la mañana. Preparamos la lista de compras, los pagos a los proveedores, los menús. Corto un rato al mediodía, después ensayo con los pibes o me pongo a componer y alrededor de las 8 de la tarde, vuelvo a la cocina hasta la hora del cierre.
Se complementan bien.
¿Tenés un buen equipo de trabajo?
Sí. Hay tres que somos miembros de la familia y dos chicos más, que ya forman parte de la misma también.
En un rubro que se rota mucho de personal, siempre veo a los mismos chicos.
¿Cuál es tu secreto?
No sé si llamarlo secreto. Creo que la base está en la sinceridad y el respeto. Mi viejo es muy amiguero y eso nos transmitió a nosotros. Si uno sabe cuál es su función y donde tiene que estar parado, no hay porque errarle. Los chicos están desde el comienzo y siempre están ahí, haciendo el aguante cuando tengo que salir a tocar. Eso lo valoro mucho.

Llevas una vida al cien por cien tanto con la gastronomía como con la música. Siempre estás atento a todo, de muy buen humor y además liderás una banda, que hoy convoca a mucha gente, donde también entregas todo. Eso habla de un gran profesionalismo.
¿Cómo haces para mantenerte con los pies sobre la tierra?.
Amo cocinar. Amo a mi familia, que es el pilar fundamental de todos mis proyectos. Amo también la música, la banda, donde ya dejamos de ser amigos, para transformarse en mi segunda gran familia. Esas cosas no me permiten salir del eje, les debo mi respeto y profesionalismo.
Vivimos en una ciudad donde el mercado gastronómico es muy amplio y mucha competencia. ¿Cómo te llevás con eso?
La competencia ayuda a mejorar día a día. Nosotros estamos en una esquina donde hay muchos negocios de comida, pero cada uno tiene su impronta. Todos trabajamos.
Ahora incorporaron pastas caseras y están revalorizando el pollo al espiedo, algo tan típico.
Sí, tenemos varias pastas, entre ellas sorrentinos de salmón con una salsa de langostinos que viene gustando mucho. El pollo es algo muy nuestro y estaba quedando a un costado, pero no tenemos que olvidarlo, son nuestras raíces.

¿Y ahora qué estás por preparar?
La especialidad de la casa es una pizza con una base de mozzarella, vegetales en juliana, pollo en cubos, albahaca fresca, un toque de aceite de ajo y parmesano recién rallado.
Estuviste viviendo unos años en Misiones, allí tenías tu propia banda, estudiabas gastronomía, ¿Qué se te dio por volver a apostar por Ushuaia?
Soy nacido acá, mi familia vive acá, soy el del medio de tres hermanos. Uno de ellos toca conmigo en la banda. Me crié entre la montañas y el mar, un lugar donde podes componer de una manera inexplicable. Tierra de historias y leyendas, no sé cómo explicarte. Soy fueguino y eso se lleva en la sangre, no se puede explicar el porqué. Vivimos acá. Simplemente fluimos.
¿Qué le falta a la ciudad?
Institutos para capacitarnos, alguna feria gastronómica pero de verdad, más enfocada a los cocineros, donde podamos comprar libros, hablar con otros chefs, sacarnos dudas, inquietudes. Como cuando nos vamos de gira, lo mejor que traemos es lo que nos nutrimos con colegas y ver que a todos nos pasan traspiés, que somos de carne y hueso.
¿Cómo ves la gastronomía en Ushuaia?
Estos últimos años creció de una manera increíble. Tenemos mucha más variedad para distintos tipos de comensales. Vamos camino a ser una ciudad muy bien catalogada gastronómicamente. Tenemos muy buenos recursos para eso, desde la centolla, la merluza negra y ni hablar de nuestro cordero patagónico.
Muchas gracias Ari Duran.
¡Que nunca se apaguen los fuegos!
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