
Entre el mar y la montaña
Una breve reseña histórica
Donde la cordillera de los Andes asoma sus últimas cumbres para sumergirse definitivamente en el gélido mar, un lenguaje montañés con otro proveniente de lejanos mares conviven en el confín de la tierra.
La habitación de los yámanas
En el siglo XIX, la remota Tierra del Fuego era habitada por los distintos grupos nativos que dominaban estas tierras desde hacía milenios. Al sur del archipiélago, los canoeros yaganes surcaban los canales fueguinos estableciéndose en “campamentos” temporarios y construyendo sus casas con ramas de lenga en forma de domo, a las que cubrían con cuero de animales dejando una abertura en la parte superior para la salida del humo producido por el fuego; este siempre se mantenía encendido, incluso dentro de las casas y en las canoas. La vida del grupo familiar alrededor del calor del fuego es un aspecto que se mantendrá a lo largo del tiempo por estas latitudes.

Arquitectura clásica “Fueguino-Magallánica”
No fue hasta fines del siglo XIX que se establecieron los primeros hombres blancos en las costas de la bahía de Ushuaia, primero las misiones anglicanas y posteriormente la prefectura naval argentina.
En una zona con clima frío como Ushuaia, donde la vida de su población pasa más en el interior que en el exterior, es común ver que la prioridad se le dé a una acogedora y cálida ambientación interna más que a una vistosa fachada. Desde un comienzo esto marcó el camino de la arquitectura de la ciudad:
“La más hermosa es la Casa de Gobierno, edificio grande, pintado de rojo, franqueado por grandes alas, y la habitación del gobernador, una casita blanca de una sola planta, de pobre apariencia, pero amueblada con un lujo y una elegancia extraordinaria para esas latitudes” (Otto Nordenskjöld, 1896).
Se estableció entonces un estilo arquitectónico signado por la necesidad y las limitaciones. Por el origen europeo de quienes llevaban a cabo las primeras construcciones, estas eran de aspecto nórdico y anglosajón, modelos que se adaptaban perfectamente al clima de la zona. Tal modalidad consistía básicamente en la utilización de materiales simples y livianos y una metodología de construcción sencilla.
Por la condición insular del lugar, el único medio de transporte entre los centros urbanos del continente y la isla era el marítimo, y esto limitaba la entrada de materiales, por lo que los mismos eran los que estaban al alcance de la mano, como la madera, con la que se armaba la estructura, las carpinterías (puertas y ventanas) y los pisos y revestimientos internos.

La chapa lisa y ondulada se utilizaba para los revestimientos exteriores y techos, y los ventanales eran de vidrio repartido, dado que no se podían trasladar paneles vidriados de mayor tamaño.Generalmente los edificios contaban con techos a dos o cuatro aguas, y eran terminados con una rica decoración en los distintos elementos de la fachada. Leonardo Lupiano describe la decoración de la Casa Beban, tal vez la más emblemática exponente de esta arquitectura:
“Los elementos decorativos, tales como cornisas y bandeaux, se efectuaron en madera calada, mientras que los de mayor escala -como las pilastras y ménsulas- en madera maciza con detalles torneados. Como era muy común en esa época, los colores originales de los techos eran el rojo, la carpintería en marrón oscuro y los paramentos en tonalidad beige”
(Arq. L. Lupiano, 1997).
En la distribución de los espacios, las cocinas ocupaban un rol predominante, ya que eran el lugar de reunión, el ambiente en el que se pasaba la mayor parte del tiempo. Es que entonces solían ser los lugares más calefaccionados, a través de las “cocinas económicas” que funcionaban a leña.
Por otro lado, el aprovechamiento de la luz natural resultaba fundamental. Es por ello que, a pesar de las limitaciones en cuanto a las dimensiones de los vidrios, se las ingeniaron para crear grandes aventanamientos para que el sol pudiese ingresar a los hogares, ya que era -y aún lo sigue siendo- un bien preciado.
Arquitectura “Presidiaria”
A principios del siglo XX se instala el presidio de Ushuaia, el cual produce una revolución en la pequeña comunidad. Además del mayor movimiento en cuanto a personas y mercadería y la generación de servicios y nuevos puestos de trabajo, con los presidiarios desembarca en Ushuaia una arquitectura pesada y firme que va a contrastar con las pequeñas casas de chapa y madera que dominaban el paisaje de la aldea y va a marcar de manera definitiva la presencia del estado argentino en la Tierra del Fuego.
Las construcciones eran levantadas con mampostería o piedra por los mismos presos, creando edificios de anchos muros y ambientes de generosas alturas, constituidos por cuerpos simples y pesados, de dimensiones monumentales. Ejemplos de este estilo son el Banco Nación (hoy Museo del Fin del Mundo), el Correo Argentino, la Aduana y el mismo presidio, todos ellos construidos durante el tiempo en el que la cárcel estuvo funcionando, entre 1902 y 1947. En esa época también se levantó la nueva iglesia de Nuestra Señora de la Merced, en el mismo predio donde está hoy restaurada la antigua iglesia de chapa y madera.

Con la introducción de estos nuevos materiales, durante la segunda mitad del siglo XX la aún pequeña Ushuaia fue testigo de innumerables construcciones de hormigón armado y mampostería de estilos racionalistas, compuestos por volumetrías simples y limpias, sin decoración, que rompieron con la imagen de la aldea de techos rojos que había imperado en las costas del Beagle.

A la par, también comenzó a echar raíz un estilo pintoresquista que se venía gestando en la Patagonia cordillerana, el que tiene como factor dominante la utilización de la piedra y la madera como elementos decorativos, con grandes ventanales y fuertes pendientes en las cubiertas.
Revival Fueguino
A pesar de todos los cambios que se fueron dando, las edificaciones de estilo “Patagónico-Atlántico” de chapa y madera nunca dejaron de construirse, hasta que en un punto se fusionaron con los nuevos materiales. Debido a esto, hasta el día de hoy se mantiene en gran medida la estética del revestimiento en chapa y los detalles de madera, incluso en las ornamentaciones. Podría decirse que es una característica particular de la región que se fue adaptando a las nuevas tecnologías y necesidades, pero que conserva la imagen de aquellas primeras casas.

Arquitectura Regionalista
Otro estilo arquitectónico que fue tomando fuerza en los últimos años es lo que podríamos llamar un Regionalismo Moderno, que es una fusión de la evolución del Pintoresquismo con la arquitectura “Fueguino-Magallánica”, generando una interesante conjugación de materiales y formas. Sus principales características son la utilización de la madera como estructura vista en los espacios principales, luciéndose de manera elegante; extensos ventanales de carpinterías metálicas, revestimiento en chapa, piedra y placa cementicia y, en muchos casos, las exageradas pendientes que define su moderna morfología, ubicándose geográficamente de manera inconfundible en estas latitudes. Se pueden nombrar como claros exponentes de esta arquitectura el edificio de la pista de patinaje (bahía Encerrada), el centro comercial “Paseo del Fuego” y -uno de los pioneros- el Aeropuerto Internacional “Malvinas Argentinas”.

También hay una variante más rústica de este último estilo, donde la estructura de madera deja de tener una forma esbelta y elegante para presentarse de manera más cruda, como un tronco al natural. Y lo mismo se aplica a la piedra, utilizándose en muchos casos piedra de voladura, que brinda mayor rusticidad al conjunto. Aun así, se conservan las grandes entradas de iluminación natural, las fuertes pendientes y la aplicación de la chapa en la cubierta.
A lo largo de la breve historia de la ciudad las modificaciones en la arquitectura fueron muchas, pero existen algunas características que, por fuerza mayor o por identidad, se conservaron, a veces adrede y otras inconscientemente. Tales casos son las pendientes en los techos para el rápido deslizamiento de la nieve, los grandes aventanamientos para el aprovechamiento de la escasa luz solar, la madera de lenga fueguina y la chapa de llamativos colores.
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